Te extraño en las mañanas al salir el sol, a medio día tomándome el café, en la tarde calurosa.
Te extraño en la noche bajo la luz de las estrellas.

Te extraño en los «buenos días», en las «buenas tardes»

Te extraño más en las «buenas noches».

Te extraño en el calor de esos días insoportables, en el viento de esos días enojados, en el frío de esos días abrazables.

Te extraño más en la lluvias de esos días para disfrutarte.

Te extraño en las pláticas diarias, en las películas vistas, en las canciones compartidas.

Te extraño en el chocolate, en el dulce chocolate.

Te extraño, te extraño en mi vida.

Viridiana Molina, junio 2016.

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